Fascismo alemán (Nazismo)
En 1919, el austríaco Adolf Hitler, se desempeñaba como miembro de las fuerzas militares de Baviera. Como parte de sus funciones le fue encomendado investigar acerca de un naciente movimiento político: el Partido Obrero Alemán. Una vez convencido de sus principios, se unió a dicho partido haciéndose cargo del área de propaganda. Un año más tarde, el partido publicó su programa: Veinticinco puntos entre los que se contaban el rechazo al Tratado de Versalles, la aspiración a la unidad con Austria en la "Gran Alemania" y a un gobierno central fuerte, y la voluntad de reservar a Alemania sólo para los "verdaderos" alemanes.
En 1923 el Partido Nazi celebró su primer congreso, para
entonces contaba con aproximadamente 20.000 militantes. Ese mismo año tuvo
lugar la invasión franco-belga de la región alemana del Ruhr, en
teoría para salvaguardar el pago de determinadas partidas
de reparación de guerra que Alemania había dejado de cumplir.
La llegada al poder de Hitler en 1933, a través de
las urnas, arruinó la experiencia democrática de Weimar y supuso
la implantación de un Estado totalitario basado en una dictadura
personal. Las repercusiones a nivel internacional fueron enormes. En los años
treinta Alemania emprendió una política de rearme en una estrategia
agresiva y expansionista que condujo a la Segunda Guerra Mundial.
El 8 de noviembre de 1923 Hitler ensayó un golpe de Estado en
Munich, capital de la región de Baviera ("Putsch de Munich") con
la intención de imponer al veterano general Ludendorff como dictador y destruir
la legalidad republicana.
El 9 de noviembre, una manifestación de varios miles de nazis que
discurría por las calles de Munich fue destruida por las fuerzas del orden, con
lo que la rebelión fue abortada. De haber triunfado, hubiese permitido a Hitler
avanzar sobre Berlín, tal y como Mussolini lo había hecho meses antes con su "Marcha sobre Roma".
Sin embargo, el intento fracasó y Hitler fue juzgado y
condenado a 5 años de cárcel (de los cuales solo cumpliría 9 meses). No
obstante, el juicio fue aprovechado para prestigiar su figura que surgió ante
los ojos de muchos alemanes como la de un héroe defensor de la patria
frente a los “corruptos políticos republicanos”.
Fue durante esa estancia en prisión cuando escribió el libro "Mein
kampf" (Mi lucha), publicado en 1925, donde expresaba los fundamentos
de su ideología: antisemitismovisceral, anticomunismo y antiliberalismo
El 28 de febrero de 1933, el Decreto-ley del presidente del Reich
para la protección de la nación y el Estado, derogaba artículos de la
Constitución alemana con objeto de impedir los actos de violencia comunista,
evitando así una posible revolución proletaria. Este decreto establece la supresión
de las libertades y derechos del individuo, que es subordinado al Estado. Se
coarta la libertad de expresión del pensamiento, de prensa, de reunión y
asociación. El Estado interviene en las comunicaciones postales, telegráficas y
telefónicas; y limita la propiedad, disponiendo de registros domiciliarios y
confiscaciones.
Este decreto fue implantado por el presidente del Reich Paul von Hindenburg durante el segundo periodo de la República de Weimar, en la que Adolf Hitler fue nombrado como canciller por Hindenburg en enero de 1933. Este nombramiento se produjo como consecuencia de la derrota de los nacionalsocialistas en las elecciones de 1932, por lo que se inició una situación de violencia callejera y una incapacidad, por parte de los gobiernos de la República, para gobernar con la aprobación del Reich. En definitiva, el objetivo de este decreto-ley era frenar el temor de los nacionalsocialistas a la posible revolución social causada por la influencia de la Revolución Rusa, ya que era percibida por los regímenes liberales como una amenaza; por lo que se implanta un estricto control social y desde el poder se organiza la vida cotidiana.
Este decreto fue implantado por el presidente del Reich Paul von Hindenburg durante el segundo periodo de la República de Weimar, en la que Adolf Hitler fue nombrado como canciller por Hindenburg en enero de 1933. Este nombramiento se produjo como consecuencia de la derrota de los nacionalsocialistas en las elecciones de 1932, por lo que se inició una situación de violencia callejera y una incapacidad, por parte de los gobiernos de la República, para gobernar con la aprobación del Reich. En definitiva, el objetivo de este decreto-ley era frenar el temor de los nacionalsocialistas a la posible revolución social causada por la influencia de la Revolución Rusa, ya que era percibida por los regímenes liberales como una amenaza; por lo que se implanta un estricto control social y desde el poder se organiza la vida cotidiana.
El hecho más relevante del control social fue el de la quema de
libros durante el régimen Nazi en la Alemania de Hitler acaecido en el
Bebelplatz en Berlín, el 10 de mayo de 1933. Aquella noche, 20.000 libros
seleccionados por los nazis por sus “contenidos anti alemanes” fueron arrojados
a una inmensa hoguera en la que se consumieron, además de innumerables escritos
de autores judíos.
Se creó la Gestapo, policía política destinada a controlar y
eliminar a los opositores. Parte de los intelectuales hubo de exiliarse
del país y los funcionarios considerados no afectos al nazismo fueron
depurados.
El siguiente paso en la senda por el control absoluto del poder se
dio con la eliminación de las facciones revolucionarias existentes
dentro del propio Partido Nazi. La más importante, sin duda, la constituían las SA,
grupo paramilitar dirigido por Ernst Röhm, que esgrimía como principio la
abolición del capitalismo mediante una revolución.
El proceso de integración del Partido Nazi en las
estructuras de poder tradicionales, encontró en esta organización un estorbo,
por lo que Hitler decidió destruir su poder mediante la eliminación de sus
líderes.
La acción se llevó a cabo durante la denominada “noche de los cuchillos largos” (30 de junio de 1934), en el transcurso de la cual fueron asesinadas más de 200 personas ligadas a las SA.
La acción se llevó a cabo durante la denominada “noche de los cuchillos largos” (30 de junio de 1934), en el transcurso de la cual fueron asesinadas más de 200 personas ligadas a las SA.
Para Hitler, los comunistas eran enemigos de la nación alemana. Pero
había un enemigo mayor aún que se fusionaba con ese y con los otros posibles:
los judíos. Partiendo de una concepción racista, desde principios de los años
veinte Hitler fue reconstruyendo un estereotipo racial del judío, a partir de
las teorías de Walter Darré, Alfred Rosenberg, Spengler (Siglo
XX), Houston Stewart Chamberlain y el condé de Gobineau (Siglo
XIX).
Los judíos encarnaban, para Hitler, todos los males que aquejaban a
la nación alemana (de raza aria): eran los proletariados agitadores, los
financistas avaros y los grandes industriales que exprimían al pueblo alemán;
eran la prensa que difamaba a la nación, y también los débiles y corruptos
parlamentarios cómplices de los humillantes tratados de paz y de la debilidad
de la nación. Eran, en síntesis, el enemigo racial, que desde el interior corrompía
y contaminaba a la nación, debilitándola.
El judío era el enemigo absoluto que tanto necesitaba el sistema
totalitario para la movilización política y social, así como para distraer la
opinión pública de los propios problemas.
En 1935, las leyes de Núremberg privaron a los judíos de la
ciudadanía alemana y de todo derecho. Se les prohibió el contacto con los arios
y se les obligó a portar una identificación. Las leyes afectaban a todos
aquellos a quienes el Estado definía racialmente como judíos. Continuaron la
violencia y el acoso de las SS y de la policía a los judíos, produciéndose
masivas emigraciones.
Luego siguió una segunda fase de expropiación, caracterizada por la
"arianización" de bienes, los despidos y los impuestos especiales.
En 1938 se les prohibió a los abogados y médicos judíos el libre
ejercicio de sus profesiones y se obligó a que los que tenían nombres de pila
no judíos que antepusieran los de "Sara" o "Israel" a los
propios.
En noviembre, esgrimiendo como excusa el asesinato de un diplomático
alemán en París a manos de un joven judío, fueron atacados por miembros de las
SS, en lo que se llamó la "noche de los cristales rotos". El
resultado fue de tal magnitud que el mismo Estado hubo de restaurar el orden
que el mismo había perturbado.
Los judíos fueron considerados globalmente responsables del ataque y
obligados a reparar los daños, a indemnizar al Estado alemán por los destrozos
y a entregar el dinero recibido a compañías de seguros. Se los excluyó de la
vida económica, se les prohibió el acceso a las universidades, el uso de
transportes públicos y el frecuentar lugares públicos como teatros o jardines.
Finalmente, los judíos fueron concentrados en ghettos (barrios
especiales donde vivían hacinados) o en campos. A esto seguiría la esclavización
y el exterminio durante la guerra. Los campos de concentración, inicialmente destinados a la
prisión preventiva de "enemigos del estado" (comunistas, por
ejemplo), se convirtieron en lugares de trabajo forzoso, para experimentos
médicos y para la eliminación física de judíos, testigos de Jehová (conocidos
entonces como los Bibelforscher) o "Jehovas Zeugen", gitanos,
homosexuales y discapacitados.
Después de la anexión de Austria en marzo de 1938, los nazis
arrestaron judíos alemanes y austriacos y los encarcelaron en los campos deDachau, Buchenwald,
y Sachsenhausen, en Alemania. Después de los pogroms de Kristallnacht en
noviembre de 1938, los nazis llevaron a cabo arrestos masivos de hombres judíos
y los encarcelaron en campos por periodos breves.
Equipos especiales de las SS llamados “Unidades de la calavera”
(Totenkopfverbände) vigilaban los campos, y competían unos con otros en
crueldad. Durante la Segunda
Guerra Mundial, médicos nazis hacían experimentos sobre los
prisioneros de algunos campos. Bajo el impacto de la guerra, el sistema de
campos nazis creció rápidamente. Después de la invasión alemana de Polonia en
septiembre de 1939, los nazis abrieron campos de trabajos forzados donde miles
de prisioneros murieron de agotamiento y hambre.
Después de la invasión alemana de la Unión Soviética en junio 1941,
los nazis aumentaron el numero de campos de prisioneros de guerra. Algunos de
los campos fueron construidos dentro de campos de concentración ya existentes,
como en Auschwitz en
la Polonia ocupada. El campo de Lublin, luego conocido como Majdanek, fue
creado en el otoño de 1941 como un campo de prisioneros de guerra y fue
convertido en campo de concentración en 1943. Miles de prisioneros de guerra
soviéticos fueron fusilados o gaseados ahí.
Para facilitar la “Solución
Final” (el genocidio de los judíos), los nazis abrieron campos de
exterminio en Polonia. Chelmno, el primer campo de exterminio,
abrió en diciembre de 1941. Ahí los judíos y romas fueron gaseados en camiones.
En 1942, los nazis abrieron Belzec, Sobibor, y Treblinka para asesinar
sistemáticamente a los judíos del Gobierno General (el territorio en el
interior de la Polonia ocupada).
Los nazis construyeron cámaras de gas para aumentar la eficiencia del
proceso y para hacerlo más impersonal para los verdugos. En Auschwitz, el campo
de exterminio de Birkenau tenía cuatro cámaras de gas. Al culminar las
deportaciones, hasta ocho mil judíos fueron gaseados cada día.
Los judíos en los territorios ocupados por los nazis eran a menudo
primero deportados a campos provisionales, como Westerbork en
Holanda, o Drancy en
Francia. Los campos provisionales eran usualmente la última parada antes de un
campo de exterminio.
Bajo la dirección de las SS, los alemanes mataron más de tres
millones de judíos en los campos de exterminio de la Polonia ocupada.
En 1936, las fuerzas militares alemanas re ocuparon sorpresivamente Renania.
Desde ese momento y hasta 1939, la táctica consistió en ataques justificados
por el derecho alemán al Lebensraum, seguido por nuevas promesas de paz.
Al episodio de Renania le siguió la intervención en la guerra
civil española y la anexión de Austria en 1938. La semidictadura
austríaca intentó en vano impedir la campaña de anexión de los
nacionalistas austríacos y dejó finalmente el poder a los alemanes en 1938. Un
plebiscito a favor de la "Gran Alemania" confirmó luego la
Unión.
El siguiente objetivo fue Checoslovaquia, donde un conflicto con
la minoría alemana de los Sudetes le sirvió de excusa para la anexión
de la región en 1938. Inglaterra y Francia accedieron a estas pretensiones
alemanas por medio de los Acuerdos de Múnich y Checoslovaquia debió
ceder. Pero Hitler invadió el resto de Checoslovaquia en 1939. Esto
puso de manifiesto su verdadera intención y el fracaso de la política de
"apaciguamiento" de Inglaterra y Francia. Cuando, tras firmar un
pacto de no agresión con laUnión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS),
Hitler se lanzó en septiembre de 1939 a invadir Polonia, Francia e Inglaterra le
declararon la guerra. Así comenzaba la Segunda Guerra Mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario