Fascismo en españa
El
régimen de Franco, por su origen, naturaleza y objetivos fue un régimen
fascista de los varios que coincidieron en esa época (Hitler en Alemania, Mussolini
en Italia, Salazar en Portugal,...), si bien con sus características
particulares como sucedía con el resto de los movimientos fascistas.
En
España el general Francisco Franco, tras perpetrar un golpe de
Estado (1936)contra de la II República y conducir a unaguerra
civil que duró tres años, implantó una dictadura militar que en
sus inicios mantuvo estrechas relaciones con la Alemania hitleriana y
la Italia de Mussolini.
El
régimen franquista englobó en su seno a Falange Española y de las JONS,
toda vez que su líder natural, José Antonio Primo de Rivera, había sido
ejecutado por los republicanos. En buena medida el franquismo adoptó parte de
la simbología y las instituciones de raíz fascista y se valió de
dichos elementos en su política de acercamiento a Alemania e Italia,
al menos en tanto la primera triunfaba en los frentes de batalla durante la II
Guerra Mundial. En agosto de 1939, pocos meses después de concluir la guerra,
Franco fue nombrado jefe del Gobierno y del Estado, atribuyéndose la potestad
de dictar normas jurídicas de carácter general, el mando supremo de las
Fuerzas Armadas (con el título de Generalísimo), jefe nacional del partido
único subordinado al Estado, Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET
y de las JONS) -que unificaba a todos los partidos de la zona franquista tras
el Decreto de Unificación de abril de 1937
Franco
disponía así de un poder casi absoluto, que ejercía en última instancia de modo
personal. Pero, al mismo tiempo, tenía en cuenta el necesario equilibrio entre
las diferentes familias políticas del Régimen, como ponía de
manifiesto a la hora de nombrar y cesar ministros, que escogió entre
falangistas, tradicionalistas y monárquicos. Más tarde se les unieron los católicos de
la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP), y desde la segunda
mitad de los años cincuenta los tecnócratas del Opus Dei. Se configuraba así
una suerte de pluralismo limitado dentro de las estructuras del
Régimen franquista. Sólo cuando la avanzada edad del dictador le impidió seguir
ejerciendo su poder de forma personal se procedió a una separación de los
cargos de jefe del Estado y del Gobierno, ya en 1967, aunque no aplicada hasta
1973.
La
Iglesia católica, por su parte, legitimó como institución la guerra civil y al
mismo régimen de Franco. En 1938, una Carta colectiva de los obispos españoles
-con la excepción de los de Tarragona y Vitoria- confirió legitimidad al bando
insurgente, calificando el conflicto de Cruzada. Con ello el régimen contó
con la simpatía del catolicismo militante, exceptuando sectores importantes del
vasco y catalán, y a cambio la Iglesia recuperó posiciones de privilegio y de
control social en campos como la educación y la cultura. Tuvo, sin embargo, que
aceptar el patronazgo del Régimen a través del derecho de presentación de
obispos que habían de pasar por la aprobación del general Franco. Se consolidó
así, pese a tener raíces doctrinales anteriores, el llamado nacionalcatolicismo,
la identificación entre el franquismo y la visión católica de la sociedad, que
sólo comenzó a remitir significativamente a partir de los años del desarrollo.
A
partir de mediados de los cuarenta, una vez derrotadas las potencias del
Eje, el régimen fue renunciando progresivamente a sus formas
fascistas y Falange Española, por entonces fusionada con otras fuerzas(carlistas),
fue relegada a un segundo plano dentro de la estructura de poder del
Estado, totalmente controlado por la dictadura personal del"Caudillo" Francisco
Franco.
Fundamental
para la eliminación inicial de la oposición antifranquista y de toda
resistencia social organizada al nuevo régimen fue una brutal represión, que se
prolongó hasta bien entrados los años cuarenta. Las estimaciones más optimistas
hechas por Salas Larrazábal, que cifraban en unas 81.000 las víctimas de la
represión franquista durante y después de la guerra, han sido desmentidas por
varios estudios locales, que duplican o triplican estas cifras, de modo que las
víctimas de la represión de posguerra podrían haber sido unas 175.000 en toda
España.
De
hecho, la brutalidad de la represión franquista sorprendió incluso a los
aliados alemanes e italianos del dictador, que no comprendían la lógica de
exterminio de la Antiespaña a que se había entregado él bando
insurgente. A las muertes directas, bien con juicio previo o sin juicio alguno,
habría que añadir el exilio de varias decenas de miles de republicanos, las
condenas a trabajos forzados, las penas de cárcel, la obligación de repetir el
servicio militar para los que combatieron con la República, y la extensión de
un clima de sospecha e inseguridad que inhibía toda acción colectiva en contra
del Régimen. En este sentido, se puede afirmar que la represión fue eficaz en
su objetivo final: forzar a la pasividad a los desafectos al régimen y provocar
el olvido social.
El
régimen de Franco tuvo, sin embargo, la habilidad de evolucionar al compás de
los cambios en la escena política internacional, para así poder asegurar
supervivencia. Hasta 1944 - 45, había mantenido una fisonomía, una simbología y
una orientación social y política claramente fascistas: se había declarado no
beligerante en la II Guerra Mundial e hizo clara ostentación de su amistad
privilegiada con las potencias del Eje, llegando a enviar una división de
voluntarios a combatir al frente ruso en 1941, la División Azul. Pese a la
posterior presentación de la no beligerancia española en la guerra como un
inteligente ardid e incluso un logro del astuto general Franco para no
comprometer a España en un nuevo conflicto, defendiéndola de las apetencias de
Hitler, la investigación reciente ha mostrado un panorama claramente distinto.
unos
años en que el sistema económico nuevo, de Bretton Woods o de librecambismo del
FMI, impedía el desarrollo de esas economías autárquicas. El resultado fue un
país aislado y subdesarrollado más próximo al modelo tercermundista que al de
país desarrollado occidental.
En
el caso español, el fascismo llego mediante una guerra civil, la cual se desato
por
las diferencias notables de un país dividido en dos polos opuestos, la izquierda y la derecha.
Este desacuerdo, desató en una guerra civil iniciada por partidarios de la derecha, mediante una sublevación militar, la cual estuvo al cargo del general Franco.
Las características generales del fascismo español al frente del Caudillo Francisco Franco son las siguientes:
-Estado autoritario
-Estado nacionalista
-Estado católico
-“Democracia orgánica”
-Movimiento Nacional (Falange)
-Leyes Fundamentales (principios ideológicos y leyes fundamentales)
-Sindicatos verticales
las diferencias notables de un país dividido en dos polos opuestos, la izquierda y la derecha.
Este desacuerdo, desató en una guerra civil iniciada por partidarios de la derecha, mediante una sublevación militar, la cual estuvo al cargo del general Franco.
Las características generales del fascismo español al frente del Caudillo Francisco Franco son las siguientes:
-Estado autoritario
-Estado nacionalista
-Estado católico
-“Democracia orgánica”
-Movimiento Nacional (Falange)
-Leyes Fundamentales (principios ideológicos y leyes fundamentales)
-Sindicatos verticales
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